El Cabernet-Sauvignon

Encuentra su máxima expresión en las colinas de gravas y los terruños de la parte superior de la pendiente.

Los rasgos distintivos de esta variedad de uva, que se recolecta siempre al final de la vendimia, son el limbo recortado de sus hojas, su tamaño medio o pequeño, sus racimos compactos y sus bayas de color púrpura, casi azuladas cuando están maduras.

Sus taninos finos, sedosos y delicados dan lugar a vinos que, sin embargo, son bien estructurados y poseen un color rojo intenso. Una variedad que engrandece el terruño de Pauillac.

El Merlot

La geología de la región de Burdeos, principalmente de suelos arenosos-gravosos sobre subsuelos arcillosos, frescos y húmedos, lo convierte en un terruño muy adecuado para su expresión.

La atención se centra en la parte superior del racimo, donde se dibuja un «cono» y dos pequeñas alas u hombros.

El Merlot es también muy reconocible por sus grandes hojas de color verde oscuro. Es la variedad de la fineza, la carne sensual y el equilibrio, que ofrece complejidad con el tiempo.

El Cabernet franc

Prospera en suelos más arcillosos compuestos por una fina capa de grava bien expuesta que se sitúan en la parte central de la ladera.

Esta variedad no se desarrolla bien en suelos secos y requiere un suministro regular de agua. De color verde pálido con reflejos amarillentos, su follaje se distingue en la periferia por un pronunciado dentado.

Con un menor contenido en taninos, el Cabernet franc aporta una gran fineza aromática con sus notas elegantes, frescas y florales.

El Petit Verdot

Variedad sensible del Médoc, el Petit Verdot se cultiva en suelos arenosos-gravosos en la parte inferior de las colinas de grava.

Sus pequeñas hojas de color verde claro y franco, poco recortadas, dejan entrever su generosa ramificación.

Su compleja tipicidad aromática formada por notas especiadas y florales, combinada con su alta concentración en taninos y colores, rematan los ensamblajes con su sensibilidad.